La mentira para poder matar

VOX POPULI CUNDINAMARCA - febrero 22, 2022.

La mentira para poder matar

La mentira

Ayer la Corte Constitucional de Colombia, institución que tiene como principal función cuidar que se respete nuestra Constitución y los derechos humanos o fundamentales de las personas, ratificó la aceptación para interrumpir voluntariamente el embarazo hasta las 24 semanas.

Alejados de las posturas morales, éticas o cualquier indicio pragmático se debe tener en cuenta que la despenalización en sí misma no cambia nada.

En un país como Colombia, sin principios culturales producto de una nula educación sexual en niños, jóvenes y adolescentes; con una alta tasa de embarazos prematuros y nacimientos no deseados, la práctica del aborto nunca ha sido reprochable.

En barrios, veredas y grandes ciudades han funcionado, bajo la absoluta impunidad, clínicas clandestinas que se encargan de destrozar las ilusiones, sueños y anhelos de pequeñas semillas que erróneamente se gestaron en vientres de mujeres que ya sea por ignorancia, placer o necesidad deciden negarse la posibilidad, sin tener en cuenta los lineamientos esbozados en la sentencia C-355 de 2006 que a la letra indica:

…“No se incurre en delito de aborto en tres casos:  “(i) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico; (ii) Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; y, (iii) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto”…

La vida no tiene precio, y el valor sobre la gestación es ahora una decisión libre y voluntaria que deslegitima a la familia como el soporte principal del tejido social. La incidencia de la nueva “normalización de la práctica del aborto en Colombia”, a la par que es una decisión tomada en derecho puede también convertirse en una mentira legalmente sugerida para que el Estado le siga dando la espalda a su responsabilidad de una educación sexual integral y solo se convierta en un método anticonceptivo más que envilece el alma y daña el corazón de quienes por irresponsabilidad conciben y de los verdugos que por dinero llenan sus arcas con el dolor y la sangre de seres indefensos y desprotegidos.  

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