Las célebres embarradas que aparecen en Zipaquirá
Las embarradas que aparecen por diferentes sectores son nuevamente noticia en Zipaquirá.
Y seguro que estas genialidades no van a dejar de sonar, porque sencillamente no van a dejar de afectar a los habitantes de la ciudad.
Esta vez fue nuevamente el concejal de Cambio Radical y de la coalición de gobierno Wilson Forero Heraque el que hizo la denuncia en las redes sociales.
El concejal puso siete fotografías que ilustran el completo lodazal en que se convirtió en los meses recientes el sector La Rinconada.
«Es la única entrada al sector La Rinconada y miren a los estudiantes», escribió el cabildante
Forero dijo sentirse decepcionado, en la publicación que hizo este martes 15 de marzo en las horas de la mañana en su red social Facebook.
En la publicación se aprecia, como ya ha ocurrido en otros sectores, cómo los estudiantes, los padres de familia y los vecinos de este sector, deben movilizarse con el frío, la lluvia y entre las paupérrimas condiciones de una vía convertida en auténtica piscina de lodo, en medio del abandono.
Será que seguimos en campaña?, interrogó Wilson Forero Heraque.
Este momento que vive Zipaquirá, pasará tristemente a la historia por el lamentable abandono de la malla vial de la ciudad y por la forma chambona como se destruyen las calles del municipio a punta de barro y lodo.
Los pacientes Zipaquireños ven impotentes cómo aparecen, de manera inexplicable, regueros de material de recebo por los sectores neurálgicos de la ciudad, muchas veces de mala calidad, y cómo el barro y el polvo son la insignia de la calidad de vida en el municipio.
En el barrio La Esperanza por ejemplo, se habilitó un peligroso y chambón cruce sobre la vía férrea, que lo único que ha logrado es deteriorar la calle 13 y poner en riesgo a vehículos, peatones y ciclistas que por allí transitan entre el barrial y sin señalización alguna.
Una invitación expedita para la ocurrencia de accidentes.
A pocos metros de este cruce pusieron en operación otra problemática vía detrás de los conjuntos residenciales del sector, trocha que no sólo ha causado movilizaciones ciudadanas de protesta, sino también incrementos en la polución y pésima calidad del aire, además de convertirse en otro escenario para un acostumbrado show de promesas incumplidas.
De esta manera Zipaquirá se transforma en una ciudad de barro y embarradas, de lodo, polvo y trochas, todas con un común denominador, la improvisación.
Ahora comienzan a hacerse muy notables nuevamente las célebres embarradas de Zipaquirá por la llegada al país de la primera temporada de lluvias del año, pero la verdad es que este es el producto de dos años de una incomparable incompetencia para el mantenimiento y administración de la malla vial de la ciudad.
El daño se sigue aumentando porque cada día son más los huecos y las calles destruidas, y esta es otra de las grandes demostraciones del tipo de decisiones que tristemente le tocaron a Zipaquirá.
Tal vez, como proclamaba algún pintoresco personaje de la ciudad hace unos 4 años: «sin lugar a dudas el peor momento de la historia de la ciudad».
En ese instante no sabía el genio, ni tampoco se imaginaba, que su reiterada frase le caería en la cara a su compañero de andanzas, y a su colega en las redes.
Las célebres embarradas que aparecen en Zipaquirá
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