Elecciones presidenciales
Colombia se enfrenta a un proceso electoral que definirá la suerte de la nación durante los próximos 4 años.
Escrito por Luz Angélica Gantiva
Es temeroso adelantarse a los resultados electorales; es preocupante la incredulidad que reina alrededor de las acciones de la Registraduría a la hora del conteo electoral y más vergonzoso aún sentir que no hay fe en las instituciones, ni en los líderes políticos que pretenden gobernar al país.
Hay tantos miedos, tantos vacíos, que ya no se trata de izquierda, derecha o centro. Se trata de salvar lo poco que queda de un país lleno de riquezas naturales que están siendo aniquiladas por los emporios económicos que se encuentran en manos de unos pocos o de los mismos de siempre.
Se trata de devolver el espíritu progresista a una sociedad que se acostumbró a ver como desangran el erario público en medio de una justicia inequitativa, sorda, ciega y cómplice. Se trata de volver a transitar cada rincón del país sin el temor a los secuestros, a los peajes siniestros, a los túneles mal construidos, a las vías intransitables, a los arroyos mortales, a las deficiencias en infraestructura ocasionadas por malas contrataciones.
Quien reciba del proceso democrático las llaves de la Casa de Nariño, se deberá enfrentar a una realidad oscura, a un ambiente viciado por la corrupción; una sociedad inconforme que recibe con desconfianza las diferentes propuestas políticas y que para poder reconstruir el tejido social deberá realizar un trabajo constante, con estrategias concretas de participación para que se comience a vislumbrar un crecimiento sostenible, un aumento de la competitividad nacional en espacios como la educación, la salud, la infraestructura, la seguridad.
Colombia merece recuperar su dignidad como nación Soberana, Próspera y Equitativa. ¿Será que en esta ocasión la democracia ganará un escalón hacia el desarrollo o volverá a dar un gran salto al vacío?
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